La República Checa flexibilizó sus medidas de restricción ante el COVID-19 el lunes, luego de haber honrado a las cerca de 30,000 muertes provocadas por la pandemia, según Associated Press.

La cantidad exhorbitante de muertes se dio luego de un brote de contagios, similar al de agosto del 2020, donde el gobierno de Chequia no pudo actuar con rapidez, lo cual contribuyó a una gran cantidad de contagios resultado en muertes.

La mayor parte de la actividad económica se está desenvolviendo en la capital de la República Checa, Praga, con una gran cantidad de ciudadanos haciendo filas antes de la apertura de los centros comerciales.

Como parte de las aperturas, se permitió el regreso a clases presenciales, con uso de mascarilla obligatorio y realizando pruebas dos veces en semana para garantizar la seguridad de la niñez. Además, las escuelas estarán ejerciendo bajo la modalidad híbrida, recibiendo estudiantes una semana y la otra impartiendo clases a distancia.

Según estableció el gobierno local, los ciudadanos podrán removerse sus mascarillas al aire libre, siempre y cuando se encuentren a seis pies de las demás personas.