Protestas en Irán sacuden la estabilidad del régimen

Ayatollah, Khamenei

Las protestas en Irán continuan semanas después de la muerte de una mujer de 22 años que falleció bajo custodia policial cuando fue detenida por no utilizar el hiyab. La mujer kurda iraní, dentificada como Mahsa Amini, fue arrestada por supuestamente violar las estrictas reglas de Irán sobre el uso del hiyab (la prenda islámica para cubrir la cabeza de las mujeres) y murió bajo custodia policial.

El silencio que imperaba bajo el régimen Iraní se ha transformado en el coraje de miles de civiles que afirman que el régimen trató de silenciarlos mientras otros lloraban a sus seres queridos asesinados durante las propias manifestaciones nacionales en curso. Así es el caso de la madre del joven Siavash Mahmoudi, asesinado por el régimen, que caminaba por las calles de la capital protestando. “No le tengo miedo a nadie. Me dijeron que me callara. No lo haré. Llevaré la foto de mi hijo a todas partes. Ellos lo mataron.» grita la mujer que se ve en un video viral de las redes sociales, con la voz cargada de emoción.

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El grupo de derechos humanos Amnistía Internacional dice que al menos 52 personas han sido asesinadas por las autoridades iraníes durante las manifestaciones y más de 1,000 se encuentran detenidas.

Las protestas se reflejan en los salones de clases de escuelas secundarias e inclusive universidades. “Estos terroristas piensan que nuestra generación es la generación anterior. No somos. Déjame asegurarte”, dijo a CNN un manifestante de la prestigiosa Universidad Tecnológica Sharif de Teherán, refiriéndose a la policía iraní que reprimió violentamente a los manifestantes en el campus y detuvo a decenas de jóvenes.

La consignia favorita del momento es «muerte al dictador» en referencia al líder supremo, el ayatolá Khamenei, que desde años gobierna con brutalidad.

Ahora, el movimiento se extiende más allá del fallecimiento de la mujer, y se han unido sectores minoristas en el país como los kurdos en el norte y noroeste y los baluchis en el sureste. Todos con un fin en común, enfrentar un régimen clerical acusado de corrupción y de brutales represiones en contra de la disidencia, la mujer y las minorías.

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