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El Foro de Puerto Rico

Monday, 20 de September de 2021 - 3:52 PM

Como nació y se hizo la Carretera del Ponce Yacht & Fishing Club

¿Cómo nació el Ponce Yacht & Fishing Club?

Todas las mañanas cuando me acerco a saludar a mi asistente Wanda, me recibe una hermosa foto artística del Ponce Yacht & Fishing que tomó nuestro gran amigo el Capitán Alvin Toro.  Esa foto de un hermoso amanecer que resalta toda la majestuosidad del Ponce Yacht & Fishing Club o El Náutico como le decimos los ponceños, sus facilidades, así como la belleza del paisaje a su alrededor. El Náutico es de los lugares más hermosos que tiene Puerto Rico, y es sin lugar a dudas un lugar muy especial entre todos aquellos que nos criamos allí.  Para muchos de nosotros era usual que nuestros padres durante días libres y particularmente en los veranos nos dejaban allí a las 7:00 de la mañana y nos buscaban por la tarde.  La inventiva de la niñez nos permitía hacer cañas de pescar de latas de cerveza Schaefer, cubiertas de hilo de pescar, un par de anzuelos y una pesita para hacer pininos al pescar. Nos permitía sacar nuestros Sunfish para velerear por los alrededores o aventurar hasta la Isla de Cardona. En fin, nos permitía crear nuestras propias aventuras todos los días. El Náutico de hoy día, el club es una propiedad hermosa, con bellos pinos, muelles espectaculares para todo tipo de embarcación, areas recreativas, piscina, canchas de tenis, restaurantes, barras, además de ser un lugar de celebración de fabulosos torneos de pesca, regatas locales e internacionales, Juegos Panamericanos, verbenas, los famosos bailes de White Christmas, en fin, un lugar donde se pasa de maravilla. 

Lo que muy pocos conocen es que lo que hoy conocemos como El Náutico comenzó cuando un grupo de amigos se fijaron en un pequeño mangle conocido como Isla de Gatas, que en 1938 estaba valorado en $150.00 lo que serían hoy unos $2,910.29. 

Ese grupo de amigos jamás se imaginarían lo difícil que iba ser lograr los permisos para construir allí lo que sería el Ponce Yacht & Fishing Club. 

Finalmente, a través del Lcdo. Leopoldo Tormes, se logró convencer a la Asamblea Legislativa de Puerto Rico para que traspasara al Ponce Yacht and Fishing Club por $99.00. El industrial ponceño Pedro Juan Serrallés, siendo presidente del Club Náutico, le entregó al Gobierno de Puerto Rico un certificado de depósito del Banco Crédito y Ahorro Ponceño por los $99.00 para realizar el pago. 

Cuando la casa club se comenzó a construir en 1939, no había carretera y había que llevar todos los materiales en yola para construir una estructura de concreto armado montada sobre pilotes que se hincaron a más 60 pies bajo el fondo del mar.  La casa club que es hoy donde tradicionalmente ha estado la barra y restaurante con una impresionante vista al mar desde un segundo piso, se terminó de construir en abril de 1941 a un costo de $30,000 o $502,459.51en dólares de hoy. 

Lamentablemente cuando se declaró la guerra en diciembre de 1941, la Marina de los Estados Unidos incautó el Club para tanto la Marina, como la Guardia Costanera usarlo como una estación de vigilancia en la zona sur, por ende, todo ese esfuerzo duró solo algunos meses esa versión del Club Náutico.

¿Cómo se construyó la carretera del Ponce Yatch & Fishing Club?

Desde sus inicios el club no tenía acceso terrestre, solo se podía llegar por via de un ancón que llevaba a la gente desde el muelle donde estaban las atuneras en el Puerto de Ponce y cerca de donde hoy está La Guancha hasta el Club Náutico. Todos los socios y visitantes del Club Náutico desde 1941 hasta que se completó la carretera en 1966 tenían que usar el famoso ancón.   

¿Cómo y quién unió la estructura del Club con Ponce?, Esta es la razón real de este relato, resulta que desde que nació el Club Náutico mi familia ha estado ligada al mismo, el hermano mayor de mi abuelo, Tío Arturo Castro, fue quien redactó sus artículos de incorporación, reglamentos y estatutos en su creación y fue, además, Comodoro del Náutico entre 1952 a 1955. Mi abuelo, Tito Castro, me contaba de las múltiples conversaciones que tuvo con su hermano y otros amigos para idear un plan para no solo construir una carretera que uniera el club con Ponce, sino que, añadirle varios acres de terreno prestados al mar para hacerlo más atractivo y poder añadirle más espacios para muelles, un varadero, entre otras facilidades.  Para mi abuelo, Tito Castro, un gran contratista de carreteras, lograr construir esa carretera en particular era un gran reto y regalo que él quería darle al Club. Por unos 11 años estuvo estudiando el área, sus profundidades, el contorno del área para finalmente seleccionar la carretera que hoy todos conocemos.   

Finalmente, en 1966 mi abuelo, Tito Castro, se convierte en Comodoro del Náutico y decide resolver de una vez y por todas la falta de una carretera. Habiendo evaluado ya todo, estaba listo para comenzar su plan y había determinado involucrar a su amigo, vecino y socio del Náutico, Don Luis A. Ferré. Según me contó mi abuelo y validado por el propio Don Luis, mi abuelo le explicó que para hacer la base de esa carretera hacia falta usar un material residuo en la manufactura del cemento que se llama Clinker. 

¿El Ancón y Que es el Clinker?

Como les he dicho, entre 1941 hasta el 1966 se llegaba al Náutico por medio de un Ancón que operaba y transportaba a los socios desde Ponce hasta el Club Náutico. El que operaba ese Ancón era el gran amigo ya fallecido, Cucho Maldonado, y le dice a mi abuelo; “Don Tito, cuando usted termine esa carretera yo me quedo sin trabajo”. Con su característico sentido humano mi abuelo le contestó; “Cucho tan pronto yo termine esta carretera, tú te vas a trabajar conmigo en Empresas Tito Castro”.  Pues dicho y hecho, el gran Cucho Maldonado no solo se fue a trabajar en las Empresas, sino que, su espíritu de trabajo, calor humano, sentido de responsabilidad y esfuerzo con el tiempo se convirtió en vicepresidente de Ponce Asphalt, la división de mayor ventas de las Empresas Castro, y trabajó con las Empresas sobre 44 años, siempre con una gran sonrisa, portando sus guayaberas de yuntas y, sobre todo, con un amor incondicional hacia mi abuelo y toda la familia.   

El Clinker es la columna vertebral de la producción de cemento, y es esencialmente una mezcla de piedra caliza y minerales que se han calentado en un horno y han sido transformados por este calor y al molerlo finamente, se mezcla con yeso y otras materias primas para fabricar el cemento.

En aquella época, la Ponce Cement depositaba el Clinker sobrante en una finca en la Esperanza y mi abuelo le plantea a Don Luis, “Si usamos el Clinker caliente y lo depositamos directamente en el agua al estar caliente la reacción química con el agua lo endurecería y crearía una base sólida para lograr construir una mejor y más duradera carretera”. El propio Don Luis me lo valido muchos años después, en uno de esos almuerzos que hacía para atraer jóvenes al Museo de Arte de Ponce. 

En efecto al depositar el Clinker caliente en el agua logro comenzar a crear una base sólida y si se echaba suficiente se iba secando el área. Fueron cientos y cientos de viajes de ese Clinker para ir creando la base inicial de la carretera. A eso, le siguió cientos de viajes de piedra de mármol de la Canteras Naranjo que tiene la familia en Juana Díaz y, además, de otros materiales que usaban en Ponce Asphalt, también de mi familia, para construir carreteras, todo ese trabajo desde la recolección de los materiales, diseño, construcción y mano de obra la donó mi abuelo Tito Castro, para el beneficio del Náutico.  

Recientemente mientras hablaba con el Capitán Alvin Toro, que fue el piloto de nuestro avión, y con quien mi abuelo pasaba mucho tiempo, le pregunté; “¿Qué recuerdas de la construcción de la carretera del Náutico?” y me confirmó una buena parte de la historia, y me regaló una foto tomada del avión en 1966 cuando se terminó la construcción.

Llego el progreso y se cumple un sueño Realizado, con tesón y desprendimiento

Finalmente, esa primera carretera se terminó durante el 1966 y en la foto que incluyo se puede ver el momento cuando el último camión finalmente termina de echar el último material uniendo a Ponce con el Club Náutico.  El resultado final fue, un aumento gigantesco en membresía y actividad en el Club Náutico, gracias a esa visión que tuvo mi abuelo Tito Castro de acometer ese proyecto.  

Pero deseo volver a otra conversación con mi abuelo, donde me cuenta que, ya siendo Gobernador su amigo Luis A. Ferré, sus amigos de Ponce lo invitaron almorzar al Club Náutico, luego de un evento público en verano de 1969, y sus amigos le dicen; “Luis, nos hacen falta unos trámites finales para la carretera del Club”. Don Luis, les dijo no se podía involucrar, pero les aconsejó, que con la expansión de la Atuneras se podría lograr algo. 

Ya para 1969 había una expansión enorme en las Atuneras en Ponce y Mayagüez al punto que ya para la década de los 70, eran de las mayores inversiones de capital norteamericano en la isla, junto con las petroquímicas. 

Ese hecho, y una amenaza de limitarle o quitarle al club el acceso de agua y luz fue la oportunidad que necesitaba el Náutico y se gestionó a través de Fomento Industrial y su director ejecutivo Manny Casiano, para convencerlo de que además de preservar los accesos de luz y agua, le solicitaron que se finalizaran los tramites de acceso de la carretera, cosa que finalmente se logró gracias esos esfuerzos. 

En buena parte, gracias a la visión y ayuda de muchos socios, que aportaron su ayuda y contactos, se pudo convertir en realidad lo que en 1941 era un sueño, tener un gran Club con acceso terrestre para uso y disfrute de todos.

Hoy día una obra como esta sería muy difícil de construir, pero eso era el Puerto Rico de antes, donde los emprendedores hacían las cosas que eran necesarias para expandir las fronteras del desarrollo económico.

Luego de construir la carretera inicial, hubo que rehacerla un par de veces por los impactos de tormentas o huracanes y con el objetivo de conocer más datos llamé al amigo Edgar Domenech quien fue Comodoro, además de tener la mejor tienda de ropa de Ponce, la famosa y extrañada Domenech en el Edificio Alcázar en La Alhambra que operaba junto a su padre Don Buena, y era la única tienda que conocí donde tú literalmente podías comprar todo en fin salías vestido de pies a cabeza de Domenech.

Edgar fue Comodoro de 1991 al 1995, y durante esa época de Ponce en Marcha aprovechó los sobrantes de material para construir un sólido rompeolas que protege al Club de esos embates del mal tiempo y huracanes. Ese rompeolas lo ayudó a construir los amigos Ronnie & Robbie Ramos, en ese entonces, dueños de Rama Construction, además Tony Coufal entonces dueño de la Cantera Canarico que dono las piedras para construirlo.  

Conclusión

Desde hace muchos años tenía deseos de compartir esta historia, pero era necesario afianzarla con todo el material histórico disponible, el cual se logra gracias a muchas conversaciones con el Capitán Alvin Toro y con Edgar Domenech, que me facilitaron sus vivencias, fotos históricas, libros y anuarios además de conseguir valiosa información conversando con sus amigos para poder ofrecerles un relato históricamente veraz, apropiado y apoyado con datos histórica. Tanto para Edgar, como para Alvin, mi total agradecimiento y respeto, espero que les agrade como relaté la historia que sin su ayuda no hubiese sido posible contarla.

En Ponce existe una Avenida Tito Castro, pero si me preguntas, yo estoy seguro aunque hubiese rechazado el honor, pero en lo más profundo de su ser él hubiese preferido que la carretera del Náutico que llevara su nombre, para perpetuar la inmensa aportación que él le hizo al Club, al construir esa carretera totalmente pagada por él, y fiel a su estilo sin esperar absolutamente nada a cambio, que no fuese el placer ver crecer el Club, aportar a que se convertirse en un lugar de diversión para que todas las futuras generaciones lo disfrutaran y en menor medida, poder llegar más rápido a su Yate la Anita II.

En conclusión, y citando al amigo Lcdo. Fernando Barnes-Vélez (QEPD), mejor conocido como Nandin para todos nosotros y escribió “Tito Castro fue siempre un líder, nacido no para seguir a nadie, sino para ser seguido, espíritu libre que en la vida se negó a seguir los caminos y sendas existentes, sino que, abrió sus propias brechas y caminos. Por ello, disfrutaba tanto y se sentía en su elemento natural, en el mar, con libertad absoluta de rumbo y movimiento”.

He querido recordar las historias que mi abuelo me hacía, sustentándolas con datos históricos y de la misma forma perpetuar el legado que nos dejó y tengan la certeza que no pasa un solo día que no lo extrañe.

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